Monasterio de San Juan
estado / status: Concurso/ Competition
situación / location: Burgos, Castilla y León
superficie construida / total area: 1.835 m2
Estructura/Structure: Estática Ingeniería
cgi´s: Morar studio / sukunfuku studio
CONCEPTO E INTEGRACIÓN URBANA
El nuevo volumen de ampliación se localiza dentro del antiguo jardín, adosado al claustro, y funciona al mismo tiempo como centro de recepción de visitantes y elemento de conexión. Una pieza de marcado carácter longitudinal cubre la fachada oeste del claustro y abraza la escalera preexistente, conectando y absorbiendo la diferencia de cota entre ambos espacios (claustro y antiguo acceso). El interior aloja un vestíbulo generoso, que aglutina todos los servicios de atención al público y garantiza una conexión accesible y diferenciada a los distintos espacios del conjunto.
La geometría resultante de esta pieza de acceso responde a su adaptación a las preexistencias, y a la voluntad de convivir con el jardín, reduciendo para ello su huella. La experiencia del visitante se traslada fuera de los muros, la aproximación y entrada a través del jardín pasan a formar parte de la visita, mientras que la fachada exterior perforada de aluminio crea un efecto espejado pero sin reflexiones, que funde en cierto modo la nueva pieza con su entorno, al tiempo que permite ver a través, haciendo partícipe a los ciudadanos de la actividad dentro del conjunto cultural, pero manteniendo siempre una cierta privacidad.
La actuación refuerza la identidad del Museo y el conjunto monumental, dándole visibilidad y enfatizando su condición de referente cultural. Se plantea una solución que integre los valores históricos y arquitectónicos que singularizan los diferentes elementos del complejo monástico y las exigencias de la arquitectura museal, ofreciendo a usuarios y visitantes nuevas posibilidades de cultura, educación, ocio y esparcimiento sobre las que usuarios y visitantes pueden construir una experiencia memorable.
ADECUACIÓN DE ESPACIOS SINGULARES DEL EDIFICIO A USOS MUSEÍSTICOS
El Museo está concebido como un centro con varios recorridos organizados por zonas de exposición independientes, dispuestas en torno a la zona de recepción de la entrada. La taquilla, la tienda del museo, consigna, los servicios y las zonas de descanso se encuentran en esta zona o cerca de ella. Desde la recepción es posible iniciar la visita a las exposiciones, así como acceder a las distintas áreas del Museo: el espacio multiusos central del claustro, el espacio de la iglesia y la sala capitular.
El propio recorrido de las zonas expositivas puede aprovechar diferentes configuraciones, ya que puede organizarse de forma que el visitante salga de nuevo a la zona de recepción desde la que inició su visita, siguiendo un circuito en bucle, o accediendo directamente a la exposición permanente en la planta primera.
Las zonas de exposición y eventos mantienen las características arquitectónicas del edificio histórico. De este modo, los materiales seleccionados contribuyen a una neutralidad de escena que realza la arquitectura histórica de forma contemporánea, proporcionando el marco ideal para acoger los espacios de exposición. A partir de la puesta en valor de la arquitectura histórica se ofrece una interpretación adecuada de los espacios del complejo, con el fin de evitar que las salas se conviertan en meros contenedores sin historia. Para ello se lleva a cabo un ejercicio de “limpieza” y recuperación de los valores originales del conjunto, liberándolo de añadidos, accesorios e instalaciones que evitan apreciar su valor de manera plena. Las nuevas instalaciones se reconducen haciéndolas menos visibles, y el equipamiento escenográfico asociado al uso expositivo se integra en los nuevos soportes y divisiones. Los materiales empleados en particiones y acabados serán los mínimos necesarios, seleccionando aquellos que, además de respetar los valores de los edificios históricos, garanticen la durabilidad, la seguridad para las personas y las colecciones, y la facilidad y el bajo coste de mantenimiento.
En la zona destinada a exposiciones temporales la propuesta considerará la definición de soluciones neutras y el empleo de materiales y acabados que acompañen a las exposiciones itinerantes de manera flexible. Los soportes expositivos se relacionan en altura con los huecos existentes, dejando vista la parte superior de muros y bóvedas, de manera que la neutralidad de la zona expositiva conviva con el carácter histórico de los espacios. El nuevo muro técnico del claustro sirve como canalización de todas las instalaciones, liberando paredes y bóvedas de los elementos que actualmente interfieren en el espacio.
FORMALIZACIÓN MATERIAL DE LA AMPLIACIÓN
La nueva intervención se plantea como un elemento independiente constructivamente, poco invasivo. Una estructura ligera de perfiles y vigas metálicos crea el entramado que soporta el nuevo volumen, cimentado sobre zapatas aisladas y vigas de atado. Los forjados de hormigón con chapa colaborante se apoyan sobre viguetas metálicas que alternan su dirección en los distintos planos horizontales, arriostrando el conjunto, que queda reforzado por la estructura del montacargas. Un gran lucernario sobre el hueco de la escalera existente permite meter luz cenital al vestíbulo.
La envolvente exterior se compone de dos elementos fundamentalmente, vidrio y paneles de aluminio pulido anodizado. En planta baja los paneles de aluminio se colocan delante del muro cortina y se perforan creando un gradiente que tamiza la luz y da visibilidad e intimidad al mismo tiempo. En planta primera se alternan zonas de paneles opacos aislados de aluminio y otras de vidrio. Una doble puerta corredera circular permite mantener el control climático del vestíbulo garantizando el acceso universal.
La nueva fachada se integra con las actuaciones más modernas del conjunto y su contexto, pero lo hace con una nueva materialidad, creando un efecto espejado pero sin reflexiones. El espacio sobre el que se actúa es un espacio ecléctico, en el cual se agrupan intervenciones realizadas a lo largo de periodos históricos diferentes, la nueva intervención crea un filtro, las tamiza y unifica. Este tamiz de luz proporciona al mismo tiempo intimidad y relación con la ciudad, con una mejor funcionalidad bioclimática. Desde fuera se intuye la actividad en el interior, pero no de manera explícita, tan solo se insinúa. Desde dentro el espacio se ilumina de manera natural, manteniendo la sensación de privacidad y un correcto soleamiento.